El 21 de septiembre de 2025 se produjo un eclipse
solar en 29° de Virgo, en el Nodo Sur y en estrecha relación con Saturno
en Piscis, con el que forma una oposición exacta de grado.
En la tradición, un eclipse en el Nodo Sur no inaugura
expansiones, sino que señala procesos de clausura, pérdida y desgaste.
La oposición con Saturno intensifica el carácter restrictivo y sombrío del
fenómeno: donde Saturno interviene, hay freno, limitación, sensación de
agotamiento y necesidad de enfrentar consecuencias ineludibles. En este caso,
el eclipse equinoccial —ocurrido a horas del ingreso del Sol en Libra— marca un
umbral colectivo cargado de tensión, como si el inicio del nuevo ciclo de
estación se abriera bajo un signo de fragilidad.
En la carta de la Revolución de Mayo (25 de mayo de 1810,
Buenos Aires), el eclipse se ubica en conjunción con la cúspide de la
casa II, sector que en astrología mundana se asocia a los recursos
económicos, la moneda, la producción y las reservas del Estado. La
localización es elocuente: anuncia crisis financieras, debilitamiento de los
recursos y tensiones en la capacidad de sostén material de la nación. El Nodo
Sur refuerza la idea de vaciamiento, mientras que la oposición a Saturno en
Piscis advierte sobre un tiempo de restricciones severas, empobrecimiento y
pérdida de seguridad colectiva.
El impacto se amplifica porque el Ascendente del eclipse en Buenos Aires cae sobre la Luna de la carta del 25 de mayo, significadora del pueblo. Esto conecta directamente la crisis económica (casa II) con el malestar social, mostrando que el fenómeno repercutirá de manera palpable en la vida cotidiana de la población. El sentir colectivo, reflejado en la Luna, se teñirá de desaliento y desconfianza, con la percepción de que los recursos se agotan y que la estructura económica pierde solidez.
En relación con la carta del 25 de mayo de 1810,
además del eclipse en conjunción con la cúspide de la casa II, resulta de gran
importancia el tránsito de Urano sobre el Sol en los primeros grados de
Géminis. El Sol, símbolo del poder, la autoridad y la representación del
Estado, al ser alcanzado por Urano anuncia rupturas, giros inesperados y
transformaciones súbitas en la conducción política del país. Este tránsito
suele traer escenarios de inestabilidad y cambios repentinos en la figura del
gobernante o en la manera en que la nación ejerce su soberanía. La
superposición del eclipse con la inminente acción de Urano sobre el Sol natal
refuerza la imagen de un tiempo de tensiones disruptivas, donde la
búsqueda de nuevas formas de orden se produce a través de la crisis.
A esto se suma que el eclipse, aunque desde Virgo, cae en conjunción disociada con su conjunción natal de Marte y Plutón en los primeros grados de Libra. Este detalle es especialmente importante porque Marte es regente de su casa X, la de la profesión y el cargo de gobierno. La activación simultánea de Marte natal y del regente del Medio Cielo muestra que su rol presidencial y su capacidad de ejercer autoridad quedan directamente comprometidos. La figura del gobernante no solo se ve forzada a confrontar tensiones externas, sino que el eclipse toca los puntos más críticos de su carta, vinculados al ejercicio del poder y a la forma en que éste se sostiene o se pierde.
En síntesis, el eclipse del 21 de septiembre abre un ciclo
de fragilidad económica e institucional para la Argentina, al caer en la
cúspide de la casa II de la carta maya y oponerse a Saturno en Piscis, mientras
que en la figura de Milei activa de manera directa su Sol natal a través de
Marte del eclipse, y de forma disociada su conjunción natal Marte/Plutón,
regente de la casa X. El resultado es un escenario donde país y presidente se
ven atravesados por el mismo patrón: restricción, desgaste y confrontación
con límites que ponen en evidencia la vulnerabilidad del momento histórico.
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