El 7 de septiembre de 2025 se producirá un eclipse total de Luna en el grado 15° de Piscis, con el Sol en oposición en 15° de Virgo. Como toda sizigia eclipsada, actúa como una lunación potenciada, cuyos efectos se prolongan durante meses y se hacen sentir con fuerza en las cartas nacionales y en los Ingresos solares.
Al ocurrir en signos mutables, anuncia crisis de adaptación, inestabilidad y cambios difíciles de conducir. La Luna eclipsada se encuentra en conjunción al Nodo Norte y, aunque más tarde alcanzará a Saturno en el último grado de Piscis, su primer aspecto aplicativo es un trígono a Júpiter en 19° de Cáncer, planeta exaltado y en recepción mutua con la Luna. Este contacto introduce un matiz de protección: Júpiter en Cáncer simboliza auxilio, solidaridad, el amparo de instituciones tradicionales o religiosas, e incluso apoyos internacionales. Aunque el resplandor lunar queda oscurecido y la inestabilidad emocional y social se impone, la recepción con Júpiter sugiere que el pueblo encuentra algún sostén que atenúa en parte el impacto, aun cuando el encuentro posterior con Saturno recuerde los límites y el desgaste de recursos.
Al ser un eclipse total, la Luna adquiere un color rojizo y se lo conoce como “Luna de sangre”. Astronómicamente, este fenómeno se debe a la dispersión de la luz solar en la atmósfera terrestre, que filtra las ondas más largas y rojizas. No obstante, en la tradición astrológica y popular, ese enrojecimiento se ha leído como presagio de pérdidas, enfrentamientos y convulsiones colectivas, reforzando la percepción de un tiempo crítico y de crisis inevitable.
En la carta del eclipse levantada para Buenos Aires, Plutón en 1° de Acuario se ubica conjunto al Ascendente (2° Acuario), indicando un tiempo de transformaciones profundas, tensiones sociales y presiones colectivas que emergen con fuerza. Marte en 20° de Libra, exiliado, se encuentra en conjunción con el Medio Cielo (22° Libra), y su simbolismo requiere una atención particular. En primer lugar, refleja un gobierno enfrentado a disputas y acciones desequilibradas, donde las respuestas tienden a ser más reactivas que constructivas. Pero, al hallarse en Libra, Marte puede expresarse también en conflictos judiciales, tensiones diplomáticas y negociaciones forzadas, así como en protestas sociales que alcanzan amplia visibilidad. Su exilio muestra debilidad: la fuerza pública puede mostrarse desbordada, y la acción militar o policial resulta ineficaz o genera más caos que orden. La tradición, además, vincula a Marte angular en el MC con incendios, enfrentamientos armados o accidentes de resonancia pública, fenómenos que sacuden la vida política y exponen la fragilidad del poder.
Lo más significativo es que este eclipse ocurre sobre el Ascendente de los Ingresos cardinales de 2025: tanto en el Ingreso de Aries (Ascendente en 17° Piscis) como en el Ingreso de Cáncer (Ascendente en 14° Piscis). Esto constituye un doble subrayado sobre el Ascendente nacional, reforzando su impacto sobre el pueblo argentino y marcando el clima social de esta parte del año con gran intensidad.
Un punto decisivo es que Júpiter en Cáncer se encuentra en conjunción al Sol de la carta de la Independencia argentina (17° de Cáncer). Este contacto, en principio benéfico, señala respaldo al país en medio de la crisis, ya sea a través de instituciones, alianzas o figuras protectoras. Sin embargo, ese mismo Sol recibe la cuadratura de Marte angular desde Libra, lo que refleja confrontaciones directas con la figura presidencial y con la autoridad en general. Se da así una tensión marcada entre la posibilidad de auxilio (Júpiter) y la presión de la confrontación (Marte).
La coincidencia del eclipse con las elecciones en la provincia de Buenos Aires acentúa aún más su impacto. Tradicionalmente, los eclipses no son momentos propicios para inicios colectivos, pues introducen confusión y tensiones emocionales. La presencia de Plutón en el Ascendente y Marte exiliado en conjunción al Medio Cielo refleja un clima de fuerte confrontación y de disputas abiertas en el ámbito político, con riesgo de polarización extrema o de resultados difíciles de conducir. La condición de Luna de sangre añade el simbolismo de un momento crítico y cargado de dramatismo, mientras que el trígono inicial de la Luna a Júpiter exaltado sugiere que, a pesar del contexto convulso, pueden surgir apoyos institucionales que contribuyan a encauzar el proceso.
En conjunto, el eclipse anuncia para Argentina un período de profunda conflictividad social y desgaste en la autoridad, marcado por la presión plutoniana sobre el pueblo y por la multiplicidad de significados de Marte exiliado en el Medio Cielo: desde disputas políticas y tensiones diplomáticas hasta manifestaciones sociales, choques con las fuerzas de seguridad o accidentes de impacto colectivo. No obstante, la aplicación inicial de la Luna a Júpiter —y su conjunción con el Sol nacional— abre la posibilidad de que existan redes de contención, apoyos externos y gestos de protección que mitiguen parcialmente los efectos, aunque el escenario general seguirá teñido de tensiones, límites y confrontaciones inevitables.